El autónomo que no genera excedente: una verdad incómoda sobre el tejido económico

En España se habla mucho del autónomo como símbolo de sacrificio, valentía y aportación al país. Y sí, hay autónomos que sostienen sectores enteros, crean valor real y empujan la economía. Pero también existe otra realidad de la que nadie quiere hablar:
el autónomo que no puede sostener su propia actividad termina convertido sin quererlo en una carga para la sociedad.

¿Por qué? Porque una economía no se sostiene con narrativa, sino con excedentes. Si una actividad no produce más de lo que consume, necesita ser compensada por otros. Y eso no es emprender: es precariedad institucionalizada.

Autoempleo no es emprendimiento

Llamamos “emprendedor” a cualquiera que emite una factura. Error.
Hay dos perfiles muy diferentes:

El que genera riqueza: cubre costes, paga impuestos, invierte, crece y, con suerte, contrata. Este sí sostiene tejido económico.

El que sólo sobrevive: ingresa lo justo para pagar cuotas y aguantar. No acumula capital, no escala, no crea empleo y, cuando cae, el Estado debe rescatarlo.

El segundo perfil no es un fallo moral del autónomo: es un fallo del sistema que vende independencia cuando lo que ofrece es vulnerabilidad.

Cuando no hay excedente, alguien paga

Ese autónomo que no llega al mínimo de sostenibilidad: acaba dependiendo de ayudas, recurre a prestaciones cuando no puede más, consume infraestructuras que no financia, y necesita un rescate implícito cuando su actividad no despega.

En la práctica, estamos subvencionando un autoempleo que no genera retorno económico. Un “emprendimiento asistido” creado por políticas que prefieren inflar estadísticas antes que fortalecer estructuras. El criterio que separa la épica de la economía

Todo se resume en un concepto simple: excedente. Si tu actividad produce menos de lo que consumes —(incluyendo servicios públicos, infraestructura y riesgo social), no estás siendo motor de economía, sino beneficiario neto del sistema.Es contabilidad básica.

¿Entonces deberíamos ayudar más a los autónomos, reduciendo burocracia y dándoles más facilidades?

No. Porque el problema no es burocrático; es estructural. Un negocio que no genera excedente seguirá sin generarlo aunque reduzcas un formulario o pongas una app más simpática. Facilitar trámites no convierte un modelo frágil en un motor económico. Sólo prolonga artificialmente su supervivencia.

La ayuda real no es “menos papeles” (o cuotas más bajas o variables según los ingresos), sino crear condiciones para que haya más proyectos que generen valor y menos que vivan del espejismo del autoempleo.

La solución no es hacerle la vida más fácil a actividades que no sostienen su propio peso, sino elevar el estándar mínimo de lo que llamamos emprendimiento. Como lo dije una vez, la solución no es añadir vías para que el tráfico sea mas fluido, sino poner peajes a lo largo de la autovía, para que los que cogen el coche se lo piensen mejor antes de hacerlo. Por lo contrario, todos esos coches colapsarían la entrada a la ciudad.
El resto es ruido.

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Jean-Marc Alma-Charlery
Jean-Marc Alma-Charlery