Inversiones intergeneracionales: más allá del concepto de “empresa familiar”

No se puede obviar la relación entre los dos conceptos: la empresa familiar y la inversión intergeneracional. Sabemos que la empresa familiar incluye el aspecto intergeneracional. También sabemos que existen muchas barreras, vicisitudes y diferencias, que no comentaré hoy por ser demasiadas y complejas. Es preferible enfocarse en las más interesantes y, sobre todo, en las que son realmente productivas.

El “hijo o la hija”, la generación actual, como precursor del proyecto

El hijo o la hija, en caso de inversiones intergeneracionales, es el que pide apoyo a sus padres. Él o ella no hereda un proyecto ya desarrollado y consolidado tiempo atrás (o a veces moribundo).. No hereda la “empresa familiar”, pretende generar un nuevo negocio o innovar en base a lo anterior. Las dos generaciones aprenden a convivir profesionalmente (o deberían hacerlo), de manera rápida y eficaz.

En el caso de la “empresa familiar” las cosas son algo distintas: el hijo o la hija se sube al tren y aprende a trabajar según reglas ya establecidas bajo principios inevitables basados en la tradición y el “savoir faire” heredados. De hecho, en los lemas de muchas empresas familiares, la palabra tradición es un distintivo inequívoco. Claro, las reglas mencionadas anteriormente pueden desaparecer, tras el traspaso de poderes.

Múltiples generaciones y muchas incógnitas

En las inversiones en las que convergen dos o más generaciones familiares ya no valen las reglas o normas preconcebidas, presupuestas o, directamente, impuestas. Todos los miembros deben tomar conciencia que el proyecto no es «pertenencia de uno y futuro legado del otro». El proyecto es de ambos, por y para ambos, destinado a beneficiar a todo el núcleo familiar. Para el presente de ambos y para el futuro de muchos más, con el objetivo común de prevalecer, de prosperar.

Muchas combinaciones posibles
Sería infantil ver las inversiones intergeneracionales como un asunto entre padre e hijo. De hecho a veces sería sexista verlo así. Existen múltiples combinaciones posibles, tanto a nivel de género, como a nivel de (des)equilibrios económicos. Las primeras que me vienen a la mente son (y sin jerarquía ninguna):
Padre e hijo
Padre e hija
Padre + Madre e hijo
Padre + Madre e hija
Padre e hijos varones
Padre, hijo e hija
Madre, hijo e hija
etc…

Los padres como precursores del proyecto empresarial. La preocupación cae sobre los hijos

Esta fórmula, donde los hijos son los que se asocian en el proyecto empresarial de los padres, es la gran ignorada o desconocida. Pero existe mas de lo que creemos y seguirá creciendo a medida que aumente la incertidumbre acerca de las pensiones. Será mucho mas fácil para los descendientes con una situaciones económica buena comprar inmuebles y dejar la gestión a sus padres a cambio de ingresos, en vez de preocuparse por la poca pensión que los padres estarían recibiendo. De hecho, si lo miramos bien, es la situación mas equilibrada, porque en este caso, los padres usan este último tramo de su vida en vivir mejor cuidando de algo que podrán legar, sin preocupaciones emocionales como el miedo a que se pierda una tradición.

Básicamente, dependiendo de quien aporte el dinero y los grupos de fuerza, tendremos. un conjunto distinto de variables.

Lo sé, hemos hablado mucho de familia y poco de inversiones. Eso lo haremos pronto. La familia es lo primero, sin incidir y entender realmente este principio básico resulta imposible ahondar en nada más. Siempre digo que la sangre es mucho más espesa que la tinta del boli con la que se va a firmar el contrato que los unirá.

Jean-Marc Alma-Charlery
Consultor de Empresas
CEO – Founder – AbsolutConsulting