El iceberg del éxito: La imagen que nos miente

Solemos compartir muchas cosas que creemos que son correctas, pero a veces no deberíamos dejarnos engañar con cosas que suelo llamar “americanadas”. Las americanadas son estos conceptos y comportamientos que no caben en una Europa cuya sociedad es más compleja que la americana.
Lo de “puedes conseguir lo que te propones”, es una americanada. Lo de “si trabajas duro, tendrás éxito», también es una americanada. En Estados Unidos, todos podemos ser ricos. En Europa, lo hemos reemplazado por tener ingresos que nos permiten dar de comer a nuestras familias. Lo llamamos justicia social y solidaridad.
Los grandes éxitos empezaron en un garaje. Vale, pero…
¿Quién tiene un garaje? ¿En qué garaje empiezo mi proyecto, cuando vivo en casa de mis padres en un 2 dormitorios, compartiendo una habitación con mi hermana, duermo en una litera y nos turnamos para estudiar porque solo cabe un escritorio en la habitación?

Esta imagen que veamos ahora y la que circula en blanco y negro ignora o resta importancia al factor suerte. Y justamente, esas dos imágenes son las más egoístas, más desagradecidas que he visto en mi vida.

Tenemos éxito porque tuvimos la suerte de tener a alguien que puso comida encima de la mesa mientras leíamos aquel libro de programación, que pagó la electricidad y la WIFI de nuestro ordenador.

Tenemos éxito porque por suerte porque la casa, el chalet en el que mis padres viven tiene garaje.

Tenemos éxito porque tuvimos la suerte de tener a alguien que nos pagó la escuela de negocios, que conocía al del banco que nos prestó el dinero para emprender,

Tenemos éxito porque tenemos a este «amigo que conocía a otro amigo que tenia a una hermana que conocía a alguien» que nos podía dejar una sala para trabajar.

Tenemos éxito porque tenemos a esta esposa que cuidaba de la casa cuando necesitamos concentración, o que seguía con su trabajo mal pagado para poner comida encima de la mesa mientras probamos suerte en los negocios

Tenemos éxito, porque la mujer que nos acompaña aceptó tener hijos más tarde para dar tiempo a que el negocio funcionara.
Tenemos éxito porque alguien creyó en nosotros, nos abrió puertas, nos dio prestigio, apoyo, crédito (financiero o emocional).

Subirse solo, encima de la punta del iceberg y quejarse de que la gente hable de suerte, es ser poco agradecido con todos los factores externos, con toda esta gente que nos acompañó. nos empujó, se sacrificó, compartió con nosotros lo que no le importaba compartir.

En cada expresión, en la parte invisible del iceberg es una que también se refiere a alguien que no soy yo. Por ejemplo la expresión sacrificio: Para que yo tenga éxito, por lo menos una persona se sacrificó. Mis padres para criarme por ejemplo
Las dudas, las tuvieron ellos, también las tuvo mi compañera de viaje. ¿y qué pasa con la desilusión o la disciplina?

No seamos egoístas, no seamos desagradecidos. No subamos encima de este iceberg del éxito pensando que hemos conseguido algo por nosotros solos.

Nadie. Nadie en este mundo tiene éxito sin la ayuda de otros. Y estos otros son los que permiten este éxito. Y por suerte, tenemos a esta gente. Todo lo demás son ciertas, pero son eso: americanadas. Y sabemos, los americanos no entienden de solidaridad, ni de justicia social. Y es lo que nos destaca de ellos. Somos europeos. Y es una suerte.
¡Qué suerte tengo!
Jean-Marc Alma-Charlery
Consultor de Empresas
CEO – Founder – AbsolutConsulting