“Mi Pareja y Yo” S.L. – Cuando la pareja decide ser socios de un negocio a partes iguales.

Este artículo es el que más satisfacción me transmite al escribirlo. Será porque he visto varias formas de emprendimiento en las que la pareja aparece. Con el 1% simbólico, con el 100% al nombre de la pareja, pero con la variable del “yo decido”. Con la presencia no oficial, pero aun así, efectiva (en plan “te ayudo si me necesitas”). Lo que me cuesta encontrar es el 50%, como deberían ser las tareas del hogar de manera oficial. O por lo menos, que cada uno tenga la impresión de que las tareas se están repartiendo bien.

La verdad es que la decisión de emprender un negocio junto con tu pareja puede tener ventajas y desafíos, y su éxito dependerá en gran medida de la dinámica de la relación, las habilidades y personalidades de ambos, así como la naturaleza del negocio en sí. Y no hablo aquí de los negocios tradicionales como los restaurantes, donde ella cocina y él hace “lo demás”. Tampoco hablo de negocio con ingresos puramente pasivos, donde nadie se implica activamente. Hablo de aquel emprendimiento que daría un ingreso extra a la pareja/familia, independientemente de los ingresos de cada uno. Aquél negocio que no representa la actividad principal de ninguno de los dos. Aquél negocio que ofrece aquel tercer sueldo, que desafía las matemáticas y hace que 1+1=3. Aquí hay algunas consideraciones:

Complementariedad: Si ambos tienen habilidades y fortalezas complementarias, pueden trabajar juntos de manera efectiva, cubriendo diferentes aspectos del negocio, como ventas, marketing, finanzas o gestión operativa. Claro que habría que encontrar el tiempo de hacerlo, y dejar de lado las tareas del hogar. Pero esto tiene solución

Confianza: Existe una base sólida de confianza en una relación de pareja, lo que puede facilitar la toma de decisiones y la resolución de problemas de manera conjunta.

Motivación compartida: Compartir el mismo objetivo empresarial puede fortalecer la motivación y el compromiso, ya que ambos trabajan hacia un objetivo común. Socios en casa, y en un proyecto común.

Flexibilidad: Emprender juntos puede ofrecer flexibilidad en términos de horarios y ubicación, lo que puede ser beneficioso para la conciliación entre trabajo y vida personal.

Eso sí, todo esto implica unos desafíos y riesgos

Riesgos emocionales: Los desafíos empresariales pueden afectar la relación personal. Es importante ser consciente de los riesgos emocionales y estar dispuesto a comunicarse abierta y sinceramente.

Separación trabajo-vida: Puede ser difícil separar el trabajo de la vida personal cuando ambos comparten el negocio. Establecer límites y tiempos de calidad juntos es esencial. Pero se soluciona justamente cuando no se trata de la actividad principal de uno de los dos.

Toma de decisiones: Las diferencias en la toma de decisiones pueden surgir y, a veces, puede ser difícil llegar a un consenso. Es importante aprender a negociar y comprometerse. Tampoco está mal «turnarse» en la toma de decisión. O, como lo vi en unas de esas pocas situaciones de «emprendimiento equitativo», cambiar los roles del día a día profesional, pasando de director a dirigido y vice versa

Presión financiera: Si el negocio no tiene éxito, puede poner presión en la relación debido a la inversión financiera compartida. Pero justamente en este caso, la inversión no es compartida, sino que viene de la voluntad, del esfuerzo económico de cada uno. Dinero de cada uno pero proyecto de ambos. Y como siempre aconsejo, solo invertir lo que nos podemos permitir perder.

Falta de diversidad: Puede faltar diversidad de opiniones y perspectivas en la toma de decisiones si ambos tienen visiones muy similares. De hecho en los ejercicios de análisis de visiones y valores intergeneracionales, desaconsejo emprender si las visiones son demasiado similares. De hecho, también en la pareja, queremos complementarnos, no parecernos.

Emprender con tu pareja puede ser una experiencia gratificante si ambos están alineados en términos de metas y valores, y si pueden gestionar de manera efectiva los desafíos que surjan. La comunicación abierta y el respeto mutuo son clave para el éxito tanto en la relación como en el negocio.

Cariño, me gustaría que montemos algo nuestro. ¿Que podemos montar tú y yo, sin que se arruine ninguno de los dos, que no implique que dejemos nuestros trabajos, que sea nuestro hobby, que nos apasione y además nos aporte un sueldo más?

Este último párrafo resume la idea. Solo queda encontrar la respuesta. Pero hasta el proceso de buscar un negocio juntos ya nos hace más fuertes como pareja.

Jean-Marc Alma-Charlery
Consultor de Empresas
AbsolutConsulting